Consejos para afrontar las rabietas y conflictos que se dan en la primera infancia
0-18 meses
La etapa que abarca desde el nacimiento hasta los 18 meses es la que suele identificarse con protestas a las que en muchos casos es difícil dar explicación aparente. En este tiempo la única forma que tienen los bebés de comunicarse es mediante el llanto, por lo que si se han manchado el pañal, tienen hambre o están incómodos por algún motivo, lloran.
Se trata de un momento evolutivo en el que estas protestas no se consideran rabietas ni conflictos de comportamiento. Sino formas de comunicación para llamar la atención de sus cuidadores y que solucionen sus molestias.
Para dar respuesta a estos reclamos los pasos podrían ser los siguientes:
- Conocer las características de la etapa.
- Prevenir.
- Identificar y resolver.
- Permanecer junto al bebé.
18 meses – 4 años
El razonamiento no llega hasta los 3-4 años, siendo el mecanismo que permite que los niños puedan desarrollar cierta “maldad”.
Una rabieta puede describirse como un deseo del niño enfrentado al deseo de los padres (Rosa Jové, 2011). Los adultos expresamos nuestra forma preconcebida de cómo deben ser las cosas y cuando el niño no lo entiende o desea así, se frustra y estalla emocionalmente.
Sin embargo, la etapa de las rabietas es positiva, ya que de alguna forma denota que el niño está sano e imprime carácter y personalidad. En cuanto a las discrepancias con sus padres, precisarán de debate y consenso.
Lo que no es bueno es que el niño se frustre, pero para que no ocurra necesita mayor manejo de la expresión oral y el perfeccionamiento de su raciocinio.
Asimismo, ante las rabietas, se recomienda prevención:
- Comprender que el niño tiene sus razones para enfadarse, permitiendo que haga lo que quiere hacer (si no le perjudica) o bien distrayendo su atención con otras cosas.
- En la medida de lo posible, evitar que se den los conflictos (que tengan a su alcance cosas que no deban coger, tener en casa las medidas de seguridad pertinentes…), ser pacientes, flexibles y tener expectativas positivas sobre los hijos (si se les transmite falta de confianza y de apoyo, se frustran aún más, además de perder su seguridad).
- Una vez adquirido el lenguaje, se aconseja compresión, educar y dar opciones de elección. En cambio, si el niño no habla todavía, se debe permanecer a su lado, explicarle que sentimos lo que está sucediendo y que vamos a permanecer junto a él hasta que se solucione o se sienta mejor.
Problemas de comportamiento a partir de los cuatro años
4-7 años
Lo que se entiende como problemas de comportamiento se da debido a las discrepancias que se producen entre padres e hijos, acerca de lo que se debe o no se debe hacer. A fin de cuentas se trata de una cuestión subjetiva, guiada por la educación y la cultura. Lo que en algunas casas es inadmisible en otras es totalmente lógico y normal.
Por ello, los conflictos forman parte de la convivencia, al igual que les ocurre a los adultos. Es realmente complicado que no se den diferencias.
A continuación se exponen algunas pautas para evitarlos:
- Establecer una serie de normas democráticas en la familia.
- Seguir los pasos ya mencionados de compresión, educar y dar opciones de elección.
- Y para mantener la calma a largo plazo, debatir y pactar.
- Se debe evitar: ser demasiado estrictos y exigirles cosas que no se les han enseñado.
8-12 años
Llegada esta edad, los niños necesitan ya, además de su autonomía, cierta intimidad. Por lo que se les debe proporcionar “su propio espacio”.
Además, ellos tienen derecho a tener voz en su educación, por lo que sus opiniones se deben tener en cuenta y que se sientan valorados y respetados.
Asimismo, es importante que los acompañemos en sus procesos, más que prohibirles que lleven sus iniciativas a cabo. Es mucho más seguro que dar pie a que hagan y deshagan a escondidas o por su cuenta.
En cuanto a las tareas escolares, los niños deben tomar conciencia de la utilidad de las mismas. ¿Por qué? ¿Para qué? E incluso valorar si es útil hacerlas. Que sean partícipes de su propio proceso de aprendizaje y de asumir responsabilidades.
Por último, en caso de necesitar reconducir o intervenir en determinados aspectos, se recomienda seguir los mismos pasos que en el epígrafe anterior (4-7 años).
Ideas básicas
En conclusión, ayuda tener en cuenta que se enseña mediante el ejemplo, el respeto y el amor. Referente a lo cual se dan algunas recomendaciones:
- Debe existir una confianza base en la buena naturaleza del niño, que sienta que sus padres confían en él.
- El hogar debe estar enfocado a los niños, a sus necesidades.
- Los padres deben cumplir su función, que es la de acompañar y proteger, no la de controlar e imponer.
- Pedir las cosas con cariño y de modo que los niños nos sientan siempre de su lado.
- Se debe proteger la autoestima y la integridad de todos los miembros de la familia en todo momento.
- Eliminar el empleo del castigo y la amenaza.
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